Flota eléctrica: ¿Qué es la electrificación de flotas?
Ariadna Arias - OCTUBRE 14, 2025 - Tipos de cargadores

La presión por reducir el impacto ambiental está llevando a muchas empresas, tanto grandes como pequeñas, a buscar alternativas más limpias en el transporte. Más de una ya ha optado por la electrificación de flotas, una tendencia cada vez más arraigada. Te contamos sus beneficios, sus desafíos y por qué electrificar la flota empresarial es el futuro de muchas compañías.
¿Qué es una flota eléctrica?
Una flota eléctrica es un conjunto de vehículos empresariales impulsados por electricidad, ya sea de forma total (vehículos 100% eléctricos) o parcial (híbridos enchufables). Los utilizan las empresas, la administración pública o un colectivo para su actividad diaria. Puede incluir turismos, furgonetas, camiones o motocicletas. Eso sí, todo eléctrico.
Este tipo de flotas se popularizan cada vez más entre las empresas por motivos de sostenibilidad, pero también por el impulso de ayudas económicas y tributarias que los Gobiernos están llevando a cabo para fomentar la transición ecológica a una movilidad sostenible.
¿Qué significa electrificar una flota?
Electrificar una flota significa sustituir vehículos de gasolina o diésel por modelos eléctricos, pero de manera organizada y planificada, ya que es un proceso a corto y largo plazo. En esencia, significa hacer que una parte (o la totalidad) de los vehículos que una empresa o entidad utilicen funcionen con energía eléctrica.
Para ello se debe:
- Elegir los modelos adecuados según el uso diario (no es lo mismo una furgoneta para reparto urbano que un coche para visitas comerciales).
- Instalar puntos de recarga propios o garantizar el acceso a una red pública.
- Ajustar la operativa: rutas, tiempos de carga, necesidades de suministro y mantenimiento.
Electrificar una flota requiere analizar costes totales (TCO), prever incentivos fiscales y valorar las ventajas ambientales y de imagen de marca. No es algo que se haga de un día para otro.
¿Qué ventajas tiene una flota eléctrica para empresas?
La electrificación de flotas es una decisión con muchos beneficios.
A nivel económico, electrificar una flota reporta un ahorro considerable, ya que los vehículos eléctricos requieren menos mantenimiento (sin aceite, sin embrague, menos piezas móviles) y la electricidad es más barata que los combustibles fósiles. De hecho, según la OCU, el mantenimiento puede llegar a ser un 40% más barato que el de un coche tradicional. Por otra parte, los Gobiernos están potenciando la electrificación de ciudades, particulares y empresas, y ahora mismo, en España, se ofrecen ayudas económicas y tributarias para electrificar una flota. A nivel nacional, consulta el plan MOVES, y si eres de Madrid, también el plan Mueve Madrid.
Otro de los beneficios, por supuesto, es la imagen de marca sostenible. Una empresa que apueste por electrificar su flota reducirá la huella de carbono, sí, pero también dará un mensaje claro de compromiso con el medio ambiente, influyendo positivamente en clientes, inversores y empleados. En ciudades como Madrid o Barcelona, tener una flota eléctrica garantiza libertad de circulación en zonas de bajas emisiones (ZBE) y en episodios de alta contaminación.
Por último, los coches eléctricos son silenciosos. Menos ruido, cero emisiones locales y una conducción más suave. En trayectos urbanos e interurbanos, conductores y entorno te lo agradecerán.
¿Qué pasos seguir para electrificar una flota?
Para electrificar una flota de vehículos el primer paso es analizar a fondo el uso actual de la flota: cuántos vehículos hay, qué rutas hacen, qué distancia recorren a diario, cuánto peso transportan o cuántas horas están parados. Así la empresa sabrá qué tipo de vehículo necesita, en cuántas cantidades y el tiempo que tardará en sustituir la flota.
Después llega el momento de elegir los modelos adecuados. Hoy en día ya existen coches, motocicletas, furgonetas, camiones ligeros y otros vehículos eléctricos adaptados a las necesidades de las empresas. No es lo mismo electrificar una flota de reparto urbano que una de transporte de mercancías a larga distancia.
Habrá que prestar especial atención a la infraestructura de carga. ¿Dónde se van a cargar los vehículos? ¿En la base de operaciones de la empresa? ¿En casa de los trabajadores? ¿O en puntos públicos? Por norma general, lo mejor es instalar cargadores propios, sobre todo si los vehículos se cargan por la noche.
Una parte que muchas veces se pasa por alto es la formación. Aunque conducir un coche eléctrico es sencillo, hay detalles nuevos: aprovechar la frenada regenerativa, optimizar la autonomía, saber cómo afecta el clima al vehículo… Los responsables de flota deben conocer las herramientas digitales que permiten hacer un seguimiento del consumo, los recorridos y las recargas de cada vehículo.
Y por último, toca medir. Una vez que la flota eléctrica está en marcha, hay que seguir recopilando datos, analizar el ahorro real, detectar posibles problemas y ajustar la estrategia. Solo así se puede seguir mejorando y expandiendo el cambio.
¿Qué tipos de vehículos se pueden incluir en una flota eléctrica?
Los vehículos eléctricos más habituales en flotas corporativas son los turismos, ideales para trayectos urbanos y de media distancia, con modelos que ya ofrecen autonomías superiores a los 400 kilómetros y cargadores cada vez más rápidos. Las empresas los utilizan tanto para el transporte de empleados como para servicios de carsharing. Por ejemplo, Chevrolet Bolt de Domino’s puso en circulación 855 unidades solo en EE.UU. para reparto de pizzas.
En el ámbito de la logística urbana, las furgonetas eléctricas son la opción de firmas de reparto, supermercados y pequeños comercios. De hecho, las furgonetas comerciales Rivian EDV, inicialmente encargadas por Amazon (más de 10 000 entregadas solo en EE.UU.), ya están disponibles para otras empresas desde 2025. También crecen en número los vehículos industriales ligeros, pensados para tareas más exigentes que requieren mayor capacidad de carga. Y en una escala mayor, empiezan a aparecer los camiones eléctricos, una alternativa aún emergente, pero en pleno desarrollo, sobre todo en trayectos cortos y en entornos urbanos.
Otro segmento en alza son las motos y Scooter eléctricos, ideales para servicios de mensajería, reparto o patrullaje urbano. Y no podemos olvidar a los autobuses eléctricos, cada vez más presentes en el transporte público de las grandes ciudades. Compañías municipales de transporte ya han iniciado su reconversión hacia flotas cero emisiones, apoyadas por fondos europeos y objetivos de descarbonización. En EE.UU., Highland Electric Fleets opera la mayor flota de autobuses escolares totalmente eléctricos (más de 600 unidades), mientras que en la India, la compañía provincial UPSRTC reconvierte autobuses diésel en eléctricos como parte de un plan de 5 000 unidades
¿Cuáles son los desafíos de electrificar una flota?
Uno de los mayores desafíos es el coste inicial: tanto los vehículos eléctricos como la infraestructura de carga (estaciones, conexiones, recarga rápida) requieren de grandes inversiones. Además, existen objeciones como la preocupación por la autonomía, el tiempo que tarda en recargar un vehículo y la planificación de rutas, factores que pueden provocar tiempos muertos inesperados.
También preocupa la desconocida depreciación residual de las baterías: no está claro cuánto valdrán en el futuro, por lo que, a la hora de la reventa, pueden haber reducido su valor por debajo de lo que la empresa quiere asumir. Por último, muchas empresas subestiman la complejidad técnica interna que implica gestionar la electrificación de una flota.
¿Qué empresas están apostando por la electrificación de sus flotas?
Firmas líderes en paquetería y logística, como Amazon, UPS y FedEx, están adoptando masivamente furgonetas eléctricas para reparto urbano para ahorrar en coste y cumplir con las restricciones en zonas de bajas emisiones. En Europa también hay iniciativas destacables: MyWheels, por ejemplo, ha incorporado 500 Renault eléctricos con capacidad vehicle-to-grid (V2G) para estabilizar la red eléctrica en Países Bajos. Por su parte, en el transporte pesado, compañías como Toyota y Daimler han fusionado sus divisiones de camiones en un gigantesco consorcio para acelerar la transición de vehículos industriales a opciones limpias.
En minería, Fortescue ha encargado 360 camiones eléctricos autónomos y maquinaria pesada, posicionándose como pionero en la electrificación masiva de flotas de gran tonelaje.
¿Merece la pena electrificar una flota en 2025?
Sí, y cada vez más. Numerosos estudios indican que para casi la mitad de los vehículos ligeros, el coste total de propiedad (TCO) es igual o inferior al de los modelos diésel o gasolina, incluso sin subvenciones. En regiones con combustible caro o políticas ambientales que potencian la transición ecológica la inversión se amortiza aún más rápido. Aunque depende de cada caso, para vehículos con rutas previsibles y depot central, la electrificación es una apuesta sólida en 2025.