8 mitos sobre los vehículos eléctricos DESMENTIDOS
Ariadna Arias - ENERO 10, 2025 - Coches eléctricos
¿Has escuchado que los vehículos eléctricos no tienen suficiente autonomía o que sus baterías duran poco? Estas son solo algunas de las ideas que se repiten cuando surge la conversación sobre los coches eléctricos. Muchas de estas ideas erróneas nacen de la desinformación o de datos que se han quedado obsoletos. Lo cierto es que los vehículos eléctricos están transformando la manera en que nos movemos y, cada día, superan nuevos obstáculos.
En este artículo queremos ir al grano: hablar sin rodeos sobre los mitos más comunes, como la ansiedad por la autonomía, la duración de las baterías o los supuestos altos costes de estos coches. Te contaremos la verdad, basada en datos y hechos reales, para que puedas formarte una opinión clara y sin ruido.
Los vehículos eléctricos son más que una moda, son el presente y, sobre todo, el futuro de la movilidad. Así que, ¿te quedas para desmontar mitos con nosotros?
¿Qué son los vehículos eléctricos?
Los vehículos eléctricos (VE) son automóviles que utilizan uno o varios motores eléctricos para su funcionamiento en lugar de los tradicionales motores de combustión interna. Estos vehículos se alimentan mediante energía almacenada en baterías recargables, lo que los convierte en una alternativa más sostenible y limpia frente a los vehículos de gasolina o diésel.
El concepto de vehículo eléctrico no es nuevo; de hecho, los primeros automóviles desarrollados en el siglo XIX ya utilizaban motores eléctricos. Sin embargo, en aquel momento, las limitaciones tecnológicas y la aparición de combustibles fósiles más económicos relegaron a esta tecnología a un segundo plano. Hoy, con los avances en las baterías de litio, los sistemas de carga rápida y una mayor concienciación ambiental, los VE han resurgido con fuerza, liderando la transición hacia una movilidad más responsable con el medio ambiente.
Existen varios tipos de vehículos eléctricos:
- Eléctricos puros (BEV): Funcionan exclusivamente con baterías recargables y no tienen motor de combustión. Ejemplo: Tesla Model 3, Nissan Leaf.
- Híbridos enchufables (PHEV): Combinan un motor eléctrico con otro de combustión y pueden cargarse tanto en la red eléctrica como con combustible. Ejemplo: Mitsubishi Outlander PHEV.
- Híbridos (HEV): Aunque tienen una batería, esta se recarga únicamente mediante el motor de combustión o la energía generada al frenar, pero no pueden conectarse a la red eléctrica. Ejemplo: Toyota Prius híbrido.
Además de su funcionamiento silencioso y la ausencia de emisiones locales, los VE destacan por ofrecer una experiencia de conducción más suave y sencilla. No requieren cambios de marchas y entregan toda la potencia del motor de forma inmediata.
El auge de los vehículos eléctricos no solo está transformando el sector del automóvil, sino también nuestra manera de entender la movilidad. Representan una respuesta a los retos actuales, como la dependencia del petróleo, el impacto del transporte en el cambio climático y la necesidad de ciudades más limpias y sostenibles. ¿Son perfectos? Aún no, pero cada día están más cerca de ser la opción ideal para millones de conductores.
8 mitos de los vehículos eléctricos
Los vehículos eléctricos no son perfectos, pero desde luego han evolucionado y evolucionan cada día para convertirse en el medio de transporte particular más eficiente. Muchas personas siguen pensando que los vehículos eléctricos no tienen autonomía o que son más caros que los de gasolina cuando, en realidad, hace tiempo que esto no es así.
Desmontemos juntos los mitos de la movilidad eléctrica.
Los vehículos eléctricos son caros
Uno de los mitos más extendidos sobre los vehículos eléctricos es que son prohibitivamente caros y, por tanto, inalcanzables para el conductor promedio. Es cierto que el precio inicial de compra de un VE puede ser más alto que el de un coche convencional con motor de combustión. Sin embargo, este análisis superficial no tiene en cuenta los importantes ahorros que los VE ofrecen a lo largo de su vida útil.
En primer lugar, los VE tienen costes operativos significativamente menores. La electricidad necesaria para cargarlos es mucho más barata que los combustibles fósiles, especialmente considerando el incremento continuo de los precios de la gasolina y el diésel. Además, el mantenimiento de un VE suele ser más económico porque no necesitan cambios de aceite, ni tienen piezas como embragues o sistemas de escape, que en los coches de combustión son habituales.
Otro factor importante es el ahorro a largo plazo. Estudios recientes han demostrado que, al cabo de unos años, el coste total de propiedad (TCO) de un VE es igual o más competitivo que el de un coche convencional. Por ejemplo, el Car Cost Index de 2022 revela que los vehículos eléctricos en casi todos los segmentos y países europeos tienen un coste total de propiedad igual o inferior al de los automóviles de gasolina o diésel, a pesar del aumento de los precios del combustible y la electricidad.
Además, muchos países, incluida España, ofrecen incentivos económicos como ayudas directas a la compra (Plan MOVES) y exenciones fiscales que reducen considerablemente el coste inicial. Si sumamos estos beneficios a los ahorros operativos, los VE son una opción más accesible de lo que muchos creen.
Las baterías no duran lo suficiente
Otro de los grandes temores de los potenciales compradores de vehículos eléctricos es la idea de que las baterías pierden capacidad rápidamente y deben ser reemplazadas en pocos años. Sin embargo, esta creencia no se corresponde con la realidad.
Las baterías modernas, especialmente las de iones de litio que utilizan la mayoría de los VE actuales, están diseñadas para durar. Según estudios del sector, una batería de un VE mantiene entre el 70% y el 80% de su capacidad original después de 8 a 10 años de uso, lo que suele equivaler a más de 200.000 kilómetros.
También la autonomía es cada vez más larga, y son siempre más los coches eléctricos con más de 500 km de autonomía.
Además, los avances tecnológicos están mejorando continuamente tanto la eficiencia como la longevidad de las baterías. Nuevas composiciones químicas, sistemas de gestión térmica y técnicas de reciclaje están reduciendo la degradación y extendiendo su vida útil. Es más, cuando las baterías alcanzan el final de su vida en un coche, pueden reutilizarse en aplicaciones estacionarias como almacenamiento de energía para hogares o empresas.
La idea de que las baterías no duran lo suficiente proviene de los primeros modelos de VE, cuyos sistemas eran más limitados. Hoy en día, la realidad es muy distinta, y los fabricantes están logrando productos más fiables y sostenibles.
No hay suficientes estaciones de carga
Uno de los mayores frenos percibidos para la adopción de vehículos eléctricos es la supuesta falta de estaciones de carga. Este mito se basa en una percepción desactualizada, ya que la red de infraestructura de carga ha crecido de manera exponencial en los últimos años y sigue expandiéndose a un ritmo acelerado.
En España, por ejemplo, la instalación de puntos de carga está aumentando gracias a iniciativas públicas y privadas. Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), durante 2023, la infraestructura de recarga de acceso público en España alcanzó los 29.301 puntos, y la previsión es que este número siga creciendo con inversiones como las promovidas por los fondos Next Generation de la Unión Europea.
Además, la realidad es que la mayoría de los conductores cargan sus vehículos eléctricos en casa durante la noche, lo que elimina la necesidad de depender exclusivamente de estaciones públicas. Para aquellos que necesitan cargar fuera de casa, también están apareciendo soluciones innovadoras como cargadores ultrarrápidos, estaciones en centros comerciales y cargadores instalados en aparcamientos de empresas.
La producción de baterías contamina más que los coches de combustión
Es cierto que la producción de baterías para vehículos eléctricos (VE) genera un impacto ambiental significativo debido a la extracción de materiales como litio, cobalto y níquel. Sin embargo, este impacto debe evaluarse en el contexto del ciclo de vida completo del vehículo.
Incluso considerando las emisiones de la fabricación de baterías, los VE emiten menos gases de efecto invernadero a lo largo de su vida útil en comparación con los coches de combustión interna. Un VE genera entre un 60% y un 70% menos de emisiones de CO2 que un coche de gasolina o diésel, incluso cuando la electricidad utilizada no proviene totalmente de fuentes renovables.
La industria también está avanzando hacia baterías más sostenibles. Empresas y fabricantes están invirtiendo en tecnologías de reciclaje y en métodos de extracción más limpios, minimizando el impacto ambiental. Aunque aún hay desafíos por resolver, afirmar que las baterías contaminan más que los combustibles fósiles es simplificar demasiado el debate.
Los vehículos eléctricos no son tan potentes como los de combustión
Esta creencia es cada vez más obsoleta. Los motores eléctricos ofrecen una entrega instantánea de par, lo que significa una aceleración más rápida y un rendimiento más ágil que muchos motores de combustión interna.
Modelos como el Tesla Model S Plaid o el Porsche Taycan Turbo S demuestran que los VE pueden competir, e incluso superar, a los coches deportivos tradicionales en términos de potencia y velocidad. Por ejemplo, el Model S Plaid puede acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 2,1 segundos, una cifra que supera a la mayoría de los superdeportivos de gasolina.
Los vehículos eléctricos son menos seguros
La seguridad es una prioridad en el diseño de los VE, y las pruebas de choque lo demuestran. Organismos como Euro NCAP evalúan regularmente la seguridad de los coches eléctricos, y muchos de ellos obtienen puntuaciones altas o incluso máximas.
Los VE están diseñados con características específicas que mejoran su seguridad, como un centro de gravedad bajo gracias a la ubicación de las baterías, lo que reduce el riesgo de vuelco. Además, suelen incluir sistemas avanzados de asistencia al conductor y zonas de deformación diseñadas para proteger a los ocupantes en caso de colisión.
También se ha trabajado intensamente en minimizar riesgos asociados a las baterías, como cortocircuitos o incendios. Los fabricantes han implementado sistemas avanzados de gestión térmica y aislamiento para garantizar que los vehículos eléctricos sean tan seguros, o más, que sus homólogos de combustión.
Cargar un vehículo eléctrico es lento
La percepción de que cargar un VE es un proceso interminable no refleja la realidad actual. Los tiempos de carga dependen del tipo de cargador utilizado:
- Cargadores domésticos (AC): Pueden tardar entre 6 y 8 horas para una carga completa, lo que es ideal para cargar durante la noche.
- Cargadores rápidos (DC): En estaciones públicas, permiten cargar hasta el 80% de la batería en 30-40 minutos.
- Cargadores ultrarrápidos: Modelos recientes, como los de Tesla o Ionity, ofrecen tiempos de carga de 15-20 minutos para recargar una gran parte de la batería.
Además, como la mayoría de los conductores no agotan completamente la batería en el día a día, las recargas suelen ser parciales y rápidas.
Los vehículos eléctricos no son para viajes largos
La creencia de que los VE no sirven para viajes largos proviene de los primeros modelos, que tenían una autonomía limitada. Sin embargo, los VE modernos ofrecen autonomías que superan los 500 kilómetros con una sola carga, como el Tesla Model 3 o el Hyundai Ioniq 5.
Además, la red de cargadores rápidos está en constante expansión, permitiendo planificar rutas con puntos de recarga en el camino. Herramientas como aplicaciones móviles y sistemas de navegación integrados facilitan localizar estaciones cercanas y optimizar los tiempos de carga durante un viaje.
Conclusión
Los mitos sobre los vehículos eléctricos han generado confusión durante años, pero la realidad es muy distinta a las ideas preconcebidas que muchos aún tienen. Los avances tecnológicos han transformado los coches eléctricos en una alternativa fiable, eficiente y, sobre todo, sostenible frente a los vehículos de combustión.
¿Son caros? Puede parecerlo al principio, pero el ahorro en combustible y mantenimiento compensa con creces. ¿Tienen poca autonomía? Los modelos actuales ya ofrecen cifras más que suficientes para los desplazamientos diarios y los viajes largos. ¿Cargar es complicado? Con miles de puntos de carga y tiempos cada vez más rápidos, esta excusa también se queda sin argumentos.
El mensaje es claro: los vehículos eléctricos son el futuro, y el futuro ya está aquí. No son perfectos, pero cada día son más accesibles, prácticos y respetuosos con el medio ambiente. Es hora de dejar atrás los prejuicios y abrir los ojos a la realidad. Los VE no solo están cambiando la forma en que nos movemos, sino también la manera en que cuidamos del planeta.
¿Listo para dar el paso?